Vestida de blanco hasta los pies
sentada en la azotea de un viejo edificio
espera;
desde abajo la miramos y callamos.
Alguien grita:
¡los disparates de nuestro tiempo!
y se ha tragado la llave del pasado.
Todos se han ido
y ella espera, paciente, la hora del noticiario.
(2001)
1 comentario:
Tiempos donde todos enmudecen al tiempo, tiempo de ataques y disfracez, tiempo donde las bocas se encuentran abiertar para multitudes ciegas; de espanto, de existencia.
Buen escrito ! saludos.
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